Doomscrolling: qué es y cómo frenar este mal hábito para la mente

DOOMSCROLLING: CÓMO FRENAR ESTE HÁBITO QUE ESTÁ CONSUMIENDO TU MENTE


El doomscrolling no es solo perder tiempo en el celular. Es una espiral de ansiedad que roba tu atención, tu bienestar y tu energía.


En un mundo hiperconectado, el doomscrolling se ha convertido en una rutina silenciosa y peligrosa. ¿Te ha pasado que abres tu celular “solo por cinco minutos” y terminas atrapado en una avalancha de malas noticias, conflictos globales, tragedias, teorías apocalípticas y desastres sin fin? Eso, exactamente eso, es el doomscrolling: el acto de consumir contenido negativo de manera compulsiva, sin poder parar. Aunque suena como algo inofensivo, puede tener consecuencias reales en tu salud mental, tu productividad y tu capacidad de estar presente.

El término surgió durante la pandemia, cuando el caos global hizo que muchos buscaran certezas en un feed cada vez más oscuro. Hoy, este hábito sigue presente, alimentado por algoritmos que priorizan lo más alarmante. Te cuento qué es el doomscrolling, por qué lo hacemos y, sobre todo, cómo empezar a romper con este loop.

¿QUÉ ES EL DOOMSCROLLING Y POR QUÉ LO HACEMOS?

El doomscrolling es la acción de navegar por redes sociales o portales de noticias consumiendo de forma compulsiva contenido negativo, alarmista o trágico, incluso cuando esto afecta tu estado de ánimo.

La razón por la que lo hacemos es más profunda que un simple mal hábito: está relacionada con cómo funciona el cerebro humano. Evolutivamente, estamos programados para prestar más atención a las amenazas que a lo positivo. Esta hiperalerta natural, combinada con algoritmos diseñados para maximizar el tiempo que pasas frente a la pantalla, crea un cóctel perfecto para que te enganches en un scroll infinito de información oscura.

Además, vivimos en un entorno que nos exige estar informados constantemente. Se nos vende la idea de que estar al tanto es estar preparados, pero en realidad, estar sobreexpuestos a contenido negativo solo alimenta la ansiedad y nos deja en un estado de alerta constante que agota la mente y el cuerpo.

¿QUÉ EFECTOS TIENE EL DOOMSCROLLING EN LA SALUD MENTAL?

  • Aumenta los niveles de ansiedad
    La exposición constante a noticias alarmantes genera estrés, angustia y sensación de impotencia.
  • Deteriora la calidad del sueño
    Revisar contenido negativo antes de dormir altera los patrones de descanso y hace más difícil conciliar el sueño.
  • Desconecta del presente
    Te aleja de tu entorno real, dificultando la concentración, las relaciones y el disfrute de lo cotidiano.

¿CÓMO SABER SI ESTÁS HACIENDO DOOMSCROLLING?

La forma más sencilla de saberlo es observar cómo te sientes después de estar en redes sociales. Si terminas con una sensación de agotamiento emocional, angustia o saturación, hay señales claras de que estás cayendo en el doomscrolling.

También puedes identificarlo si te cuesta parar: abres una noticia que te impacta y terminas leyendo diez más, una tras otra, sin poder soltar el celular. Otra señal es que empiezas y terminas el día con el celular en la mano, y ese contenido negativo marca tu estado de ánimo.

El problema no es informarse, sino hacerlo desde la compulsión y sin filtros, dejando que eso controle tus emociones.

¿CÓMO DEJAR EL DOOMSCROLLING POCO A POCO?

La idea no es desaparecer de las redes, sino recuperar el control. Aquí van algunos pasos para hacerlo de forma consciente:

  • Establece horarios para informarte
    Evita abrir redes sociales o noticias apenas te despiertas o antes de dormir. Elige momentos específicos del día.
  • Sigue cuentas que equilibren tu feed
    Incluye contenido que te inspire, te eduque o te relaje. No todo tiene que ser crisis y tragedia.
  • Activa recordatorios o temporizadores
    Usa funciones del celular que te alerten cuando llevas demasiado tiempo en una app. El límite ayuda.

¿QUÉ ALTERNATIVAS SALUDABLES HAY AL DOOMSCROLLING?

Salir del doomscrolling implica llenar ese espacio con otras prácticas que te conecten contigo y con lo real. Aquí no se trata de desconectarte del mundo, sino de reconectarte desde otro lugar, más saludable.

Una opción poderosa es consumir contenido lento. Podcasts, libros, documentales y newsletters que inviten a la reflexión y no a la hiperestimulación. También puedes probar con medios alternativos que informan sin caer en el sensacionalismo. El periodismo lento, por ejemplo, se enfoca en análisis profundos y contextos, no en titulares de impacto inmediato.

Otro recurso valioso es recuperar el silencio. Es decir, permitirte espacios sin estímulo digital: caminar sin música, dejar el celular en otro cuarto, mirar por la ventana. Parece simple, pero es transformador.

¿EL DOOMSCROLLING PUEDE CAUSAR ANSIEDAD?

Sí, la mente, al estar expuesta de forma constante a noticias alarmantes, activa mecanismos de alerta que generan una respuesta fisiológica: aumento de la frecuencia cardíaca, tensión muscular, respiración agitada. En otras palabras, tu cuerpo se prepara para una amenaza que no puede resolver.

Además, se crea un ciclo: cuanto más ansiedad sientes, más necesidad tienes de revisar el celular para “entender qué está pasando” y recuperar el control. Pero lo que encuentras son más malas noticias, lo que dispara aún más ansiedad. Y así, una y otra vez.

Romper ese ciclo no es fácil, pero es posible. Y empieza con una decisión: elegir conscientemente lo que consumes, cómo lo consumes y, sobre todo, cuándo detenerte.

El doomscrolling no es solo una adicción digital, es una desconexión de ti mismo. En una era donde todo grita por tu atención, aprender a poner límites es un acto de autocuidado. Estás a una decisión de empezar a escribir una narrativa más sana, más tuya, y menos dominada por el caos del algoritmo.

¿POR QUÉ EL DOOMSCROLLING SE VUELVE TAN ADICTIVO?

El doomscrolling no ocurre porque seas débil o tengas “poca fuerza de voluntad”. Es adictivo porque las plataformas están diseñadas para eso. Los algoritmos priorizan el contenido que genera emociones intensas: miedo, indignación, sorpresa. Esa estimulación constante crea un ciclo de dopamina similar al que ocurre con cualquier otro tipo de adicción.

Además, vivimos en una cultura de hiperproductividad donde desconectarse se interpreta como perder el tiempo. Esa culpa por «no estar haciendo algo útil» también te empuja a revisar el celular compulsivamente, buscando una excusa para mantenerte activo, aunque eso signifique sumergirte en noticias negativas.

Reconocer esto es clave. No eres el problema. Pero sí puedes ser parte de la solución si empiezas a cuestionar tu forma de consumir información y a reconstruir tu rutina digital desde un lugar más consciente.

¿CÓMO PUEDES AYUDAR A OTROS A SALIR DEL DOOMSCROLLING?

Este cambio también se puede contagiar. Compartir alternativas, recomendar cuentas más sanas, hablar abiertamente del tema con tus amigos o familia puede generar un efecto positivo colectivo. Si formas parte de comunidades creativas o activistas, hablar de esto es fundamental: muchas veces se confunde estar informados con estar colapsados, y esa mentalidad puede drenar la energía incluso de quienes quieren transformar el mundo.

Ser parte de un cambio cultural implica dejar de romantizar el agotamiento digital. Está bien apagar el celular. Está bien no responder de inmediato. Está bien dejar de consumir contenido tóxico. Al hacerlo, no solo recuperas tu paz mental: recuperas tu capacidad de pensar, crear y sentir sin el filtro de la angustia.