Alan Estrada y su filosofía de vida: preguntas, viajes y autenticidad

ALAN ESTRADA: CUESTIONAR ES GANAR


Con la curiosidad como brújula y el cuestionamiento como principal herramienta, Alan Estrada celebra 15 años de Alan x el Mundo y 25 de carrera actoral, desafiando certezas, abrazando dudas y recordándonos que viajar y simplemente existir —por el mundo y con uno mismo— es un acto de valentía.


Créditos:
Director editorial y realizador: @gerardangulo
Fotografía: @carlos_ruizc
Grooming: @marmedinamakeup
Asistente de moda: @michortizand
Asistente de fotografía: @ivanovich_as
Producción: @_yulietd
Entrevista: @luistellez
Ilustración: @nalinivargas

CUESTIONAR ES GANAR

Quienes lo siguen desde hace varios años estarán de acuerdo con que Alan Estrada es de las pocas personas en la industria del entretenimiento que invita a repensar lo que creemos saber: desde la forma en que viajamos, amamos y nos relacionamos, hasta en la manera en que percibimos y vivimos la sexualidad. En un mundo tan cambiante y polarizado como en el que vivimos, pareciera que el acto de cuestionar —todo y a todos los que nos rodean— está reservado únicamente para los rebeldes que se atreven, cuando en realidad es una obligación, una responsabilidad y un derecho que nos corresponde con el simple hecho de existir: «El cuestionamiento siempre tiene dos caminos: uno, reforzar lo que ya crees, o dos, cambiar y modificar. Y el cambio siempre es positivo. Hay que cuestionar, pero sobre todo  cuestionarnos. La única forma de derrumbar paradigmas es el cuestionamiento».

Suéter, Zegna.
Camisa: High Life, suéter: All Saints.

Si bien siempre ha sido una persona naturalmente curiosa, el actor y viajero empedernido recuerda ese momento en el que los porqués subieron de nivel: cuando descubrió su orientación sexual. «Tendría seis o siete años cuando me di cuenta que me gustaban los niños, en un entorno que me decía que eso está mal, pero eso es lo que yo soy, entonces empecé a cuestionar mi entorno y desde entonces he sido muy preguntón», comparte el actor de su intimidad. 

Preguntar, preguntar, preguntar…, un mecanismo de ataque —y de defensa—: «Me gusta, incluso, poner en jaque las situaciones y a la gente. La manera más sana de ganar un debate siempre es preguntando. Cuando alguien no tiene argumentos o no es lo suficientemente sólido lo que cree que piensa, preguntar constantemente lo derrumba. En lugar de tratar de refutar directamente sus argumentos, los cuestionas y cuando no están sobre pilares firmes, se caen solitos».

La pregunta que se hace con frecuencia y que aún no encuentra respuesta es: «Si la decisión que estoy tomando en este momento me está llevando hacia la persona en la que me quiero convertir». Este don, más allá de jugarle en contra, ha sido una forma natural de depurar y conectar con la gente correcta: «La primera vez que subí un post de apoyo a la comunidad LGBTIQ+ en mis redes perdí miles de seguidores. Parecería jugar en contra, pero prefiero perder esos seguidores que están nadando en la ignorancia y que me siga gente que realmente es respetuosa. Entonces, no me duele. Como dice una frase que alguna vez leí en internet: “Estoy muy satisfecho con la gente a la que le caigo mal”». 

Total look, Baez.

QUINCE AÑOS DE ALAN X EL MUNDO

Hoy, su imparable e inspirador alter ego, Alan x el Mundo, cumple 15 años. Década y media de ese proyecto que nació como un hobby para que su mala memoria no lo traicione y que pronto se convirtió en más que su trabajo. Viajar le ha regalado innumerables cosas, entre ellas sabiduría, aunque su humildad no le permite admitirlo: «Cuando estás viajando solo, además de enfrentarte con tus fantasmitas —y esto lo hablo en mi libro—, te llegan respuestas a preguntas que no necesariamente te estabas haciendo en ese momento. Viene un poco de paz, relajación… Y también de dejar las redes, el internet, el celular y simplemente disfrutar el momento».

Al recorrer el mundo ha decidido —sí, una elección; más adelante entenderemos por qué— permitir que lleguen a él un sinfín de preguntas y respuestas: «Me acuerdo de que en mi primer viaje, lo que más me sucedió, además del shock cultural, fue que surgió una fuente de preguntas para las que yo no tenía respuesta. Había muchas preguntas, era como volver a ser niño de nuevo: “por qué, por qué y por qué…”. Me fascinó poder tener tantas preguntas y saber que tienen respuestas». 

Ilustración: Nalini Vargas.
Top; Fábrica de Punto, pantalón: David Silva y zapatos: Dolce & Gabbana.

Hoy es fiel creyente de que cuestionarse no significa estar listo para buscar o recibir una respuesta: «Te voy a poner un ejemplo: en 2025 hay mucha gente que cree que la Tierra es plana, a pesar de los suficientes estudios y pruebas que comprueban que no lo es. La pregunta es muy legítima, pero muchas veces la gente decide ignorar la respuesta por muchísimas razones. Entonces, ahí hay que tener cuidado. Es válido cuestionarse, lo que no se vale es ignorar la respuesta porque no te gusta o no te conviene». 

«Los viajes ya no ilustran», se lee en su piel. Contradictorio, ¿no? Después de todo lo expresado en esta conversación: «Creo que hoy, el hecho de que un viaje te inspire, te llene de información o de imágenes nuevas que pueden servirte para tu trabajo y para tu vida, es ahora una decisión del viajero. No necesariamente sucede porque sí. Sobre todo en un momento en el que podemos viajar de manera muy cómoda. Te puedes hospedar en una cadena de hoteles o comer en una cadena de restaurantes que está en todo el mundo. Por tanto, salir de la zona de confort ya no es como antes, que te tenías que ir a Asia en dos semanas en barco y que a lo mejor no ibas a comer ningún platillo occidental en dos o tres semanas o meses. Esa experiencia hoy ha cambiado muchísimo. Entonces hay muchas comodidades que nos pueden impedir que realmente los viajes nos ilustren. Hay que hacer un esfuerzo, hay que involucrarse mucho más en los viajes y, sobre todo, hay que estar abierto al mundo, abrir los ojos. Podemos viajar con los ojos cerrados».