Alan Slim: la entrevista íntima que revela al hombre detrás del galán y los villanos

ALAN SLIM EL LEÓN NO ES COMO LO PINTAN


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Más allá del galán y los villanos que interpreta, y de la imagen perfectamente pulida que proyecta en redes sociales, Alan Slim revela para NOIR su lado más íntimo: un hombre sensible y soñador, con contradicciones, inseguridades y aspiraciones, que anhela mientras se abre camino  en una industria que exige constancia, resistencia y amor por lo que se hace. 

no me guste. […] Pero, por  ejemplo, si subo una historia con la música  de un trovador cubano que me fascina, Silvio  Rodríguez, o de Lila Downs, que la amo,  siento que la gente reaccionaría con un: «¿Y  este güey qué?’». Al final es mi culpa, porque  también me he dejado llevar por lo que los  demás esperan que muestre.

¿Sorprendido? Nosotros también. En persona  nos encontramos a un Alan Slim cálido y  afectuoso, como buen hijo de Mexicali. «Lo  mejor que tiene Mexicali es la gente. Es muy  cálida, muy buena onda, y yo trato de ser igual,  buen pedo. Eso no lo he perdido, aunque llevo  años viviendo en Ciudad de México. Siento que  aquí nos volvemos un poco fríos, por lo rápida,  grande y caótica que es la ciudad, confirma. 

Su vida siempre ha sido tranquila, aunque  agotadora en ocasiones, sobre todo  en sus años más jóvenes en la capital  bajacaliforniana: «Estudié psicología y  trabajaba dando terapias todo el día, de 9 de  la mañana a 8 de la noche. Sí, era cansado,  la verdad. Además, era un tipo de terapia con  niños. Pero bien. Una vida tranquila, cansada,  pero siempre acompañado de mis amigos y  familiares, porque soy muy familiar. 

A los 29 años, alrededor de 2014, llegó  lo inesperado: el salto a la actuación. Una  segunda profesión que, además de acercarlo  a identidades y contextos ajenos, también le  ha puesto espejos al frente: «Me ha pasado  que me encuentro conmigo mismo en  ciertos personajes y la verdad no me gusta,  me parecen aburridos. En cambio, cuando  interpreto a alguien muy distinto a mí, siento que me explayo, que tengo más cosas para  jugar. Eso me resulta más interesante, más  lindo. Y me regocijo en ello». No es casual que  debutara interpretando villanos: «Sí, me gusta  bastante esa oscuridad». 

Por supuesto, su formación en psicología ha  sido clave al momento de crear un personaje.  «Siempre. Trato de hacer los castings con esa  mirada. Y cuando ya tengo el papel, busco un  trasfondo mucho más allá de lo que dice el  texto», afirma nos dejamos llevar por los personajes que  interpreta en televisión y por el lado más  superficial de su Instagram: «Yo soy de una  manera, sé cómo soy. Pero el güey que está  en Instagram es un personaje. La gente me  ha ido puliendo de alguna manera, y eso te  consume, te moldea. Al principio subía cosas  sencillas: una taza de café, una flor, un árbol.  Ahora ya todo está más pensado. Antes subía  fotos con mi mamá o con un amigo y la gente  no les daba like, entonces tu engagement  baja y ya no te contratan las marcas. Te van  puliendo. Es triste, porque dejas de ser tú». 

Y aunque muchos lo identifiquen con la  dureza de sus papeles antagónicos, lo cierto  es que su ideal de felicidad se parece más a  un refugio de trova y campo: «En un bosque  con unos chivos, un burro y unas vacas. Ese es mi sueño. Me encanta la trova y la música  acústica. No tiene nada que ver con el güey  que está ahí. Claro que también disfruto el  pop, el rock y muchas otras cosas. No digo  que lo que muestro

Alan. Este año lo vimos triunfar  en Juegos de amor y poder, en horario estelar  de la televisión abierta. También acaba de  terminar de grabar Dinastía Casillas y está  inmerso en un largo proceso de castings para  dar el salto a las plataformas de streaming,  una meta que se impuso desde hace tiempo:  «Estuve en Telemundo muchos años y, de  alguna manera, como es un canal latino que  se ve en Estados Unidos, siento que acá en  México no existes. Te vuelve un poco invisible,  a pesar de que llevo años trabajando allá sin  parar. […] Cuando haces un proyecto que se  estrena en México, ya es otra cosa».  

Si algo tiene claro, es que la incertidumbre es  lo peor de ser actor: «Si no tienes un nombre  muy cabrón o si no eres el actor o la actriz de  moda en plataformas, cine o telenovelas, estás  en la otra categoría: la de los que le están  chingando todo el tiempo. Eso no quiere decir  que los que están de moda no se la hayan  rifado, por supuesto. Habrá quienes llegaron  por la puerta grande, pero la mayoría que  conozco le ha chingado años, talacheando,  tocando puertas, recibiendo miles de “no”».  

Para Alan Slim, la batalla sigue siendo esa:  existir más allá de la pantalla y hacerse un  nombre que no dependa de la banalidad, sino  de la constancia y el amor que uno le imprime  a su profesión. 

Créditos:
Director editorial y realizador: @gerardangulo
Fotografía: @frances.rou
Grooming: @anaevamakeup
Asistente de moda: @michortizand
Asistente de fotografía: @alejandrocesac
Producción: @_yulietd
Entrevista: @luistellez