Carta al miedo

CARTA AL MIEDO


Hoy he decidido sentarme a escribirte, no para pelear contigo, sino para comprenderte mejor. 


Caí rendida a ti y se duplicó el significado.

Miedo: te personifico y ahora eres de mi color favorito, negro. Si fueras parte de una marca de moda serías Rick Owens, específicamente la salida número 22 de la colección Otoño/Invierno 2024, presentada en París. Eres incómodo y asfixiante, estorbas y nos tapas la boca, pero de pronto, contigo, podemos lucir radiantes. 

Rick Owens Fall Winter Paris.
Rick Owens Fall Winter Paris. Foto: Gorunway.

Con esta personificación, ahora sí, nuestro caminar puede comenzar. Mi pasión por la industria es lo que me hizo llegar a verte así y lo agradezco porque ahora acepto nuestra relación. Me diste esa sensación de parálisis corporal y mental, donde todos mis sentidos se pusieron en alerta para protegerme y, con el paso del día, deseaba con ansias correr a mi cama, donde me encontraba con los brazos que me arropan y con mi lugar seguro.

Te empeñaste en agotar mi energía y mis ganas de continuar, te volviste una nube gris que se posicionaba sobre mí en todo momento, pero ahora que te conozco y me desnudaste, te abrazo. Hoy rompo las nulas posibilidades de tener una relación contigo; te agrego a mi vida para que, con toda tu energía, pueda continuar en el camino que tenga que allanar para lograr mi objetivo. 

Eres una presencia constante. Sé que tu intención no es lastimarme, pues has estado a mi lado para advertirme de los peligros y protegerme de lo desconocido, incluso me has protegido en algunas ocasiones. He permitido que tus susurros tomen el control, que tus advertencias sean la voz más alta en mi mente. No obstante, también me he dado cuenta de que me has frenado para alcanzar lo que realmente deseo, has alimentado mis dudas y has sembrado inseguridades que no siempre merezco llevar. Hoy, quiero agradecerte por el rol que has jugado en mi vida, pero también quiero que sepas que no siempre tienes la razón.

Estoy lista para abrazar la incertidumbre, para transitar por veredas que me has dicho que evite, porque tengo certeza de que en esos senderos encontraré crecimiento, libertad y la vida que quiero vivir. Y cuando vuelvas, en lugar de huir, te invitaré a pasear conmigo, no como un enemigo, sino como un compañero de viaje que me recuerda lo valiente que puedo ser.

No te despido, ahora sé cómo convivir contigo de una manera que me permita avanzar con determinación, incluso por todas las personas que nos has infundido pánico.