Brunch, brisket y coctelería: el update más sabroso de ludlow

BRUNCH, BRISKET Y COCTELERÍA: EL UPDATE MÁS SABROSO DE LUDLOW

Hay lugares que se comen, otros que se viven. Ludlow es ambos. En una ciudad que nunca deja de moverse, encontrar un rincón donde el tiempo se saborea es un lujo. Ludlow, el bistró más neoyorquino de la CDMX, presenta una nueva selección de platillos que no solo elevan su carta, sino que reafirman su espíritu audaz, generoso y absolutamente irresistible. 

Entre guiños a la cocina americana y francesa, técnicas cuidadas y porciones pensadas para compartir, esta renovación promete una experiencia que va más allá del gusto: es una forma de estar.

¿Qué tienen en común Nueva York y Ludlow?

Ludlow, el bistró más neoyorquino de la Ciudad de México, ha lanzado una selección de nuevos platillos que elevan su ya codiciada propuesta culinaria. Inspirados en la mezcla de lo americano y lo francés, y con una ejecución digna de los mejores spots de Brooklyn o el West Village, estos platillos llegan para quedarse. 

Generosos, bien pensados y perfectos para compartir, son una invitación a disfrutar de la comida como se debe: con hambre y sin apuro.

¿Qué hay de nuevo en el menú?

Sabores atrevidos, texturas crujientes y un guiño al comfort food elevado. Cada nuevo platillo en Ludlow tiene personalidad propia. Algunos seducen desde lo visual, otros desde el aroma, pero todos comparten algo en común: el deseo de volver por más.

  • Camarones Roca — Rebozados, dorados y servidos con aderezo spicy y una refrescante col morada en miel y tomillo. Una entrada que engancha desde el primer bocado.
  • Prime Rib Tonnato — Un giro sofisticado al clásico vitello tonnato, con carne jugosa, crema de atún ahumado y un toque de mostaza que despierta el paladar.
  • Ensalada Iceberg — Porque las ensaladas también pueden ser protagonistas: blue cheese, nuez caramelizada, tocino, aguacate. Todo lo bueno en un mismo plato.
  • Sándwich de Brisket Ahumado — Una oda al sur de Estados Unidos: carne jugosa, queso cheddar fundido y papas a la francesa que gritan comfort.
  • Camarones Kaia — Estilo Luisiana, con salchicha italiana, mejillones, elote y mantequilla. Un festín marino con alma cajún.

Precios sujetos a cambio. Pero el antojo… ese está garantizado.

¿Y los clásicos?

Siguen ahí. Y siguen siendo icónicos. La famosa Deep Dish Pizza estilo Chicago, la hamburguesa Ludlow o el ya legendario Sampler siguen marcando la pauta. Pero esta vez, conviven con nuevas estrellas que elevan la carta a otro nivel.

¿Qué hay detrás de la barra?

Una coctelería que vibra al ritmo del downtown. La carta de cocteles de Ludlow no es una simple adición. Es una parte esencial del viaje. Clásicos como el Negroni y el Old Fashioned conviven con creaciones que parecen salidas de un laboratorio neoyorquino con alma de jazz bar.

  • Carajillo Ludlow — Rumchata, cocoa y cold brew. Para quienes creen que el final de la comida debe ser con carácter.
  • Bryant — Gin, manzanilla, lichi y chartreuse. Tan floral como intrigante.
  • Apple Yoda — Vodka, sirope de manzana y limón. Equilibrado, fresco y con espíritu playful.

Y para quienes buscan algo fuera de lo común:

  • Nolita — Tequila, rumchata, aguacate y especias. Exótico, cremoso, con un twist inesperado.
  • Park Avenue — Matcha, leche de coco, calpis y gin japonés. Un viaje sutil entre Oriente y Occidente.

¿Dónde se vive esta experiencia?

Ubicado en el tercer piso de Plaza Mítikah, Ludlow es mucho más que un bistró. Es un lugar donde conviven arte, diseño, buena música y una cocina que abraza sin formalidades innecesarias. Justo al lado, se encuentra Barlow, su bar hermano, creado en colaboración con Stella Artois, ideal para extender la noche.

¿Por qué volver a Ludlow?

Porque es un lugar que nunca sabe igual, pero siempre sabe bien. En tiempos donde comer fuera se ha vuelto un acto de rutina, Ludlow propone un ritual. Una experiencia que une lo urbano, lo elegante, lo cool. Un refugio gastronómico para quienes saben que la mejor parte de la ciudad… es descubrirla plato a plato.

Desde la primera copa hasta el último bocado, Ludlow sigue demostrando que el sabor también puede tener estética, intención y carácter. Ya sea para un brunch sin prisa, una cena entre amigos o un coctel espontáneo entre semana, este bistró neoyorquino enclavado en la CDMX es ese lugar al que siempre quieres volver, aunque ya sepas el camino de memoria.