JAMES TURRELL, EL ARTISTA QUE NOS INVITA A LA INTROSPECCIÓN A TRAVÉS DE LA LUZ

Seguramente al escuchar el nombre de este artista lo primero que se te viene a la mente son flashes de luz neón, y sí. Es conocido por ello. Pero su obra va más allá de iluminar espacios. Nacido en Los Ángeles California en 1943, su interés por la luminosidad se forma desde sus años jóvenes cuando viajaba mucho con su padre, un ingeniero aeronáutico, que le detonó interés por los fenómenos cosmológicos.

Pero fueron las creencias de su madre, quien decía que “cada persona puede experimentar una luz interior”, lo que verdaderamente llevó a indagar más en esta premisa.

La luz (del latín lux, lucis) es la parte de la radiación electromagnética que puede ser percibida por el ojo humano, y el elemento principal de su arte. A través de él, explora cómo asimilamos y experimentamos la luz con nuestros cinco sentidos, demostrando la forma en la que influye en nuestras emociones. Turrell nos invita a explorar las sensaciones que sentimos cuando nos sumergimos en la nada a través de campos visuales de color. Su objetivo, es que conectemos con una visión reflexiva que él denomina «verte a ti mismo viendo», donde somos conscientes de nuestros sentidos y del impacto de la luz en nosotros.

Sus instalaciones revelan atmósferas emocionales y profundas, comunicando sensaciones de trascendencia. Desde sus inicios, se ha centrado en la nada, en la ausencia de objetos, solamente con la luz y sus variantes de color como elemento único. Pero, contrario a lo que pensariamos, al contemplar su obra, no se trata de enfocarnos en lo que está iluminado, sino en la naturaleza misma de la luz: su transparencia u opacidad, su volumen, color, saturación o nitidez, elementos que constantemente cambian, y por ende cambia no lo que nos hace sentir.

En sus obras, destacan dos tipos principales: los Skyspaces, que son espacios con aberturas al cielo que permiten la entrada de luz y color puro, intensificando nuestra percepción personal, y los Ganzfelds, que exploran la pérdida total de la profundidad perceptiva.

Uno de los proyectos más emblemáticos de Turrell es el Roden Crater, un observatorio construido dentro del cono de ceniza de un volcán extinto en el Painted Desert del norte de Arizona. Este proyecto ha estado en desarrollo desde 1979 y es su obra más ambiciosa hasta la fecha. En el Roden Crater, Turrell busca modificar los contornos del paisaje para transformar la percepción del horizonte y el cielo.

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