Pablo, Bárbara Y Paulina: No Contaban Con Su Astucia

PABLO CRUZ, BÁRBARA LÓPEZ Y PAULINA DÁVILA: NO CONTABAN CON SU ASTUCIA

Créditos:
Director editorial y realizador: @gerardangulo
Fotografía: @carlos_ruizc
Maquillaje: @davosthebane
Pelo: @ernestovargas_hair
Asistente de maquillaje: @annamortera_makeup
Asistentes de moda: @michortizand @vanecl.__ y @ser.mua
Asistente de fotografía: @cienfuegos_os
Producción: @_yulietd
Entrevista: @luistellez

Para este trío de talentosos actores, contar la historia de Chespirito no fue un ejercicio más de interpretación. Al reconstruir la figura del hombre que transformó lo cotidiano en magia —y de quienes lo acompañaron en el camino— se vieron reflejados en la vulnerabilidad, ternura y genialidad de cada personaje. Como si, al traerlos de vuelta a la escena, también iluminaran facetas olvidadas y nunca antes vistas de sí mismos.

Hablar de Chespirito es referirse a uno de los grandes tesoros que México ha regalado al mundo. Ya sea como El Chavo del 8, El Chapulín Colorado o cualquiera de sus entrañables creaciones, mediante un humor tan simple como ingenioso, inocente pero agudo, nos mostró que la risa puede ser el antídoto para nuestras realidades y contextos más sombríos. Pero, ¿cómo transformó a Pablo Cruz, Bárbara López y Paulina Dávila la experiencia de interpretar a Roberto Gómez Bolaños y a las personas en su entorno? ¿Qué descubrieron sobre sí mismos al dar vida a estos icónicos personajes? 

En cada episodio de Chespirito: Sin querer queriendo, la nueva serie de Max protagonizada por este trío estelar, nos sumergimos en los personajes y experiencias que marcaron el camino de Roberto Gómez Bolaños (RGB) hasta convertirse en uno de los íconos más importantes del entretenimiento mexicano. Pablo Cruz encarna al creador que hizo reír a generaciones enteras a lo largo del continente, en un proyecto que representó tanto un reto actoral como un viaje espiritual: «Requirió aceptar el riesgo, con su enorme nivel de compromiso, sabiendo lo que representa para el colectivo emocional y, también, opté por abrirle la puerta a toda manifestación metafísica que pudiera orientarme en la dirección correcta».

Como era previsible, ponerse en la piel de un hombre con un legado tan poderoso y una vida personal tan compleja obligó a Cruz a abrazar su propia vulnerabilidad. Se enfrentó a sí mismo desde ángulos desconocidos, aprendiendo de RGB y desaprendiendo aspectos de su propia identidad: «Me ha pasado con otros personajes y me pasó interpretando a RGB también. En este caso, mi propia inseguridad para encontrar un balance entre mi vida laboral y mi vida familiar […]. Prejuicios previamente adquiridos. Me inventé otro caminar para alejarme de mí y acercarme a RGB. Por las noches regresaba a mí con los pies muy adoloridos […]. Regresar a no perder de vista mis objetivos y transmitir lo que a mí me mueve para darle seguimiento a mi creatividad en equipo con gente que admiro, [reconociendo] que yo mismo soy tan ingenuo como inconsciente de mi ingenuidad. Para mí, la transparencia alivia. Me protege la búsqueda incansable de la verdad».

Para Bárbara López, quien interpreta a Margarita Ruiz —la actriz que da vida a Doña Florinda, madre de Quico y eterna enamorada del profesor Jirafales—, el proyecto significó un auténtico impulso de empoderamiento: «Me ayudó a encontrar mi fortaleza como mujer y artista, y a abrazarla, explotarla, reconocerla y presumirla. Margarita es un personaje muy poderoso. Algo indispensable para mi carrera. Sin duda uno de los regalos más grandes que me ha brindado algún personaje». Al igual que para su compañero de escena, interpretar personajes ha sido para ella mucho más que una simple adición en su currículum: un vehículo hacia epifanías personales inesperadas y transformadoras. «Pienso que la actuación es sumamente reveladora de nosotros mismos, nuestras necesidades y debilidades. Entendernos a nosotros mismos y a las demás personas sin juicio para así representar un personaje es algo que ayuda mucho a sanar».

Paulina Dávila también experimentó esta transformación: «Voy recogiendo pedazos de mí con cada personaje. Sean cosas que me componen desde otras generaciones o partes de mí que aún no reconozco y me obliga a descubrir. Pero creo que la posibilidad de conocerme mejor y confrontarme una y otra vez me mantiene apasionada en este oficio. Por otro lado, creo que es una profesión que implica sacrificios y en ese sentido me ha obligado a priorizar aspectos de mi vida que me importan mucho. He tenido que renunciar a ciertas cosas por perseguir mis sueños, pero ha valido la pena». 

Aunque inicialmente la actriz colombiana no creía que interpretar a Graciela —la primera esposa de RGB con quien compartió veinte años entre altibajos— fuera adecuado para ella, terminó conectando desde la empatía: «Sinceramente no pensé que fuera para mí, me asustaba la idea de interpretar a una mujer tan distinta a mí, con una vida tan diferente con la que no me identificaba; pero justo ahí encontré la riqueza de este personaje, reconocerme en ella fue un camino muy bonito y de mucho aprendizaje. Entender por qué llegó a mí me sigue llenando de alegría, disfruté mucho y me siento muy orgullosa de haber caminado siquiera por un momento en los zapatos de una mujer tan maravillosa como Graciela».