Hotel Orfila Madrid: lujo , gastronomía y un jardín escondido

HOTEL ORFILA MADRID: LUJO, GASTRONOMÍA Y UN JARDÍN ESCONDIDO


Entre arte del siglo XIX, y un jardín secreto digno de editorial, el Hotel Orfila redefine lo que significa quedarse con estilo en Madrid.


Hay lugares que no necesitan hacer mucho para ser inolvidables. Lugares que no están en todas las guías, pero que marcan la diferencia entre turistear y belong. El Hotel Orfila es uno de esos. Un palacete escondido en una calle tranquila de Chamberí, donde la historia, el arte y la elegancia conviven como si siempre hubieran estado ahí. 

EL PALACETE DONDE EL TIEMPO SE DETIENE

Construido en 1886 y reconvertido en hotel boutique con solo 32 habitaciones, el Orfila no tiene nada de ordinario. Las escaleras originales, las antigüedades traídas de Europa, los frescos restaurados bajo la mirada de Lorenzo Castillo… todo es un sueño barroco con toques modernos. 

UNA UBICACIÓN PRIVILEGIADA

Estás a pasos del Retiro, y lo mejor de Madrid, pero también estás en paz. Sin caos, sin ruidos, sin turistas. Este es el tipo de dirección que cualquiera busca. Un escondite elegante en medio del Madrid más vibrante.

CUARTOS INIGUALABLES

Cada habitación tiene su propia historia—y su propio mood. Hay suites con bañera, vistas al jardín, techos altos y esa mezcla perfecta entre drama royal y comodidad real. Piénsalo como tu getaway perfecto, donde dormir como si no existiera el mundo exterior.

EL JARDÍN DE ORFILA: CUANDO LA ALTA COCINA ES EL PLAN

La magia no termina en la habitación. El restaurante El Jardín de Orfila, con firma de Mario Sandoval (sí, el de las dos estrellas Michelin), es puro lujo relajado. Aquí vienes a comer bien, claro, pero también a vivir el momento: brunchs largos, cenas slow, copas al atardecer entre bugambilias. Y sí, todo es increíblemente instagrammable.

LA TERRAZA MÁS SECRETA DE MADRID

En primavera, la terraza del Orfila es el secreto mejor guardado de la ciudad. Entre flores, y silencio absoluto, puedes tener una date, una junta o simplemente pedir un vino blanco y dejar que el día pase sin prisa. Lo mejor: puedes privatizarla para eventos íntimos. 

Además sus salones con luz natural, alfombras suaves y bandejas de té al más puro estilo old money, estás en el lugar correcto. Desde comidas secretas hasta drinks de trabajo, el Orfila tiene esa capacidad única de hacerte sentir parte de algo especial.