Bottega Veneta Spring 2026: el debut de Louise Trotter

BOTTEGA VENETA SS26: LA GÉNESIS DE UNA NUEVA TRAMA


Cuando Louise Trotter tomó las riendas, pocos sabían qué esperar. Para esta colección Spring 2026, ella no vino a romper todo; vino a reescribirlo. Bottega no reniega de su pasado: lo dialoga, lo tensiona, lo expande.


Debut sin estridencias, con firmeza

Trotter, la primera mujer al frente de la casa, presenta su primer Bottega con un pie en el archivo y otro en lo inesperado. “Estoy en la caja de dulces”, comentó entre risas antes del show: un guiño juguetón que juega con los límites del lujo y el deseo.

Ese diálogo entre herencia y novedad fue evidente en tejidos e intenciones: el intrecciato, sello icónico de la marca, toma formas inusitadas —se transforma en pieles casi reptilianas, en capas vidriosas, en abanicos mecánicos que respiran movimiento.

Los “sweaters” en tonos vibrantes de rojo, naranja y azul metálico, confeccionados en fibra de vidrio reciclada, fueron un ejercicio de contradicción: rígidos pero fluidos, frágiles pero estructurados. “Tiene sensación de piel y se mueve como vidrio”, dijo Trotter.

Siluetas que pulsan

La colección no dejó de lado la presencia: hombros amplios, volúmenes estratégicos, vestidos con transparencia que flotan sobre cuerpos en sutileza. Pero también hubo espacio para lo casi susurrado: piezas ligeras, cortes que rozan la piel, capas que insinúan en lugar de mostrar.

Los accesorios hicieron su declaración: reinterpretaciones del clutch Lauren (famoso desde American Gigolo) aparecieron en Intrecciato sobrio, y bolsas nuevas como la Squash y Crafty Basket entraron al salón con discreta ambición.

Los cierres metálicos, los flecos chispeantes, las cintas translúcidas —todo estuvo calculado para cruzar la línea entre teatralidad y vestibilidad.

Una nueva voz, un nuevo aire

Con este SS26, Bottega no se reinventa con dramatismos; se sostiene con elegancia y riesgo. Louise Trotter no busca borrar lo que fue; moldea lo que puede ser. Y lo hace con respeto: sin estridencias, pero con memorias transmutadas.

Es una colección que celebra tejido, dimensión, luz y sombra. Que reafirma que una casa no necesita ser reconstruida: necesita ser contada con nuevas manos.