Louis Vuitton SS26: lujo íntimo en Paris Fashion Week

LOUIS VUITTON SS26: UN HOGAR TALLADO EN MÁRMOL


Louis Vuitton no solo presentó una colección en el Louvre: construyó un refugio, una memoria convertida en prenda. Con la Primavera-Verano 2026, Nicolas Ghesquière apostó por la intimidad monumental —un espacio de lujo doméstico donde el pasado aristocrático respira tras cada volante, brocado y silueta estructurada.


Fugaz residencia real

El desfile tuvo lugar en los apartamentos de verano de Ana de Austria en el Louvre, ese palimpsesto de historia, cuadros y frescos que evocan poder antiguo. Ghesquière convierte las estancias reales en escenario propio: sillas individuales como en casa, sonido suave que habla de regresar al origen, de habitar el traje como se habita una habitación.

Volúmenes que dialogan, estructuras que suavizan

La colección es tensión domada. Faldas estructuradas con cancán, cuellos exagerados que recuerdan gorgueras de la época cortesana, pero también vestidos satinados que se deslizan, chaquetas rígidas bañadas en pedrería junto a detalles tridimensionales que parecen casi esculturas. El opulento se entrelaza con lo sutil, lo teatral con lo doméstico.

Paleta y materia: delicadeza con filo

No hay estridencias innecesarias. Los tonos gris plomizo, blanco puro, cámel, rosa pálido y azul pastel dominan, partitura de calma rota sólo por texturas que se sienten: metalizados en brocados, el peso leve del satín, la suavidad áspera del pelo en solapas; la combinación entre lujo palpable e insinuante.

opulencia íntima

Ghesquière rehúye los fuegos artificiales para explorar la autenticidad. Su primavera/verano 2026 es pura contradicción bien medida: la grandeza que se reconoce sin alarde, la ornamentación que no encarcela, la comodidad que se viste de gala. Un momento de moda que invita a la contemplación desde lo privado, pero que impacta en lo colectivo.