Versace SS26: Renacimiento eléctrico bajo la piel de Vitale

VERSACE SS26: RENACIMIENTO ELÉCTRICO BAJO LA PIEL DE VITALE


Con Dario Vitale al frente, Versace SS26 no es solo un cambio de liderazgo: es una sacudida que revuelve herencias, juega con el deseo, y pinta al lujo con colores que queman la retina. Vitale se estrena en la Pinacoteca Ambrosiana, y lo hace como si hubiera venido a encender algo dormido.


Pulso entre archivo, color y descaro

Vitale se sumerge en el archivo Versace como arqueólogo que quiere reanimar imágenes olvidadas. Estampados clásicos conviven con mezclas arriesgadas: vaquero, cuero, bril­lo, bordados. El pasado se adivina, no se recrea.

El color late fuerte: azules eléctricos, amarillos solares, lilas que irrumpen, contrastes inesperados. Nada de tonos tímidos. Stepping into the spotlight, sin permiso.

Siluetas tensas: entre lo revelador y lo estructurado

Mini-faldas, tank tops descubiertos, cuerpos insinuados por cortes traseros abiertos. Pero también chaquetas con corte masculino relajado, jeans de cintura alta y piezas utilitarias que saben a calle. La tensión no es solo estética: es física, emocional.

El denim se cruza con cuero; lo artesano con lo inmediato. Accesorios grandes, cadenas que pesan, belts arquitectónicos. Hay sensualidad que no pide permiso, que se asoma como un desafío.

Espacio del show: hogar de contradicciones

El escenario elegido —Pinacoteca Ambrosiana— no es casual: Vitale lo convierte en una residencia dislocada, con camas sin tender, objetos personales, un aire de intimidad caótica. No es solo ropa, es gesto, es narrativa, es romper la máscara de lo perfecto con lo vivido.

El desfile incorpora esa atmósfera voyeurista: detalles domésticos se filtran en la solemnidad de lo artístico, y lo glamoroso se mancha de imperfección como si lo pulcro fuera ya una traición.

Vitale no huye del deseo, lo celebra —pero no lo ostenta sin reflexión. Aquí el glamour no es puro espectáculo, es reflexión, es poder sobre la piel, es tensión entre la mirada y lo que se revela. Lo provocador no es choque gratuito: es parte del lenguaje que la casa necesita para adaptarse sin perder su huella.

Es, en suma, un reset: Versace que habla de ahora, que ama los signos del pasado, pero los talla en materiales actuales, con cortes que permitan el movimiento, con humor, con riesgo.