Fernando Guallar, obra del destino

La actuación se ha convertido en algo esencial que llegó a su vida por obra del destino

Fotografía: ROCIO RAMOS.
Realización: GERARD ANGULO.

Maquillaje y peinado: LEWIS AMARANTE.
Asistente de fotografía: JORGE GRAF.
Asistente de Moda: GISSELL GARCÍA y ANA PAULA GARCÍA.

Arquitecto de profesión y actor por convicción, Fernando Guallar encontró en la interpretación su verdadera pasión.

Su debut en la pantalla lo ha llevado a conquistar nuevos escenarios dentro y fuera de España. Prueba de ello, su participación en Velvet Colección y Luis Miguel La Serie de Netflix.

Charlamos con el actor de 32 años, quien en esta ocasión se sincera sobre su paso en esta industria y sus nuevas ambiciones.

¿Cuál es tu primer pensamiento o sentimiento al escuchar la palabra Córdoba?

Nací en Córdoba, en el sur de España. Lo que pasa es que muy pronto, cuando tenía tres años, me fui a Madrid con mi familia, entonces casi siempre suelo decir que nací en Córdoba pero que mi corazón es madrileño.

Tu profesión llegó sin que lo esperaras, ¿comenzaste en la arquitectura y luego la actuación?

Sí, soy arquitecto, pero empecé a hacer teatro desde muy pequeñito en el colegio. Después hice unos cursos, pero cuando tuve que elegir en los estudios, un tanto influenciado por mis padres, elegí arquitectura, la terminé y luego me arrepentí. Ahora a mis 32 años lo agradezco porque me dio muchas cosas muy buenas estudiar una carrera tan complicada. En aquel tiempo me dediqué a la moda y publicidad y, un diseñador me echó el ojo y me presentó a una agencia de modelos. Luego de eso empecé a hacer castings de actuación. Estudié interpretación y comencé a trabajar seriamente en esto.

¿Crees que fue destino o fue casualidad?

Siempre he dicho que ha sido parte del destino, tenía que seguir este camino. Ahora soy consciente de que todo empezó cuando tenía que empezar. No creo que me hubiera ido también si empezaba en la interpretación con 18 años. Hacerlo en este momento me ha dado sensatez y he aprendido a valorar las cosas, el esfuerzo y las mecánicas de estudio. La interpretación me parece algo más de mi vida personal y ahora entiendo la vida de manera diferente. Ya no me veo de otra forma, estoy condenada a ella.

En aquellos días apareciste en comerciales, pero ¿cómo fue exactamente qué descubriste tu pasión por la actuación?

Creo que siempre lo supe, pero en medio de la carrera de arquitectura fue cuando me di cuenta que necesitaba hacer algo que me llenara. Yo soy una persona muy sensible, amoroso y emocional. Me encanta todo lo humano y hablar con la gente, necesito ese contacto y me di cuenta que la arquitectura no me lo daba. Cuando empecé a tomar las clases de actuación noté que era lo que me hacía inmensamente feliz.

De ahí te fuiste a estudiar actuación a Nueva York. Platícame, ¿cómo fue que decidiste cruzar el atlántico en busca de tus sueños? ¿A qué te enfrentaste?

Yo hice un curso en Berlín y Nueva York, pero mis estudios fueron en Madrid. Aquí hice cursos con otros expertos en diferentes áreas. Yo me he formado sobre todo en Madrid, pero cuando estoy en algún otro sitio y me ha inquietado algo pues he hecho algún curso. Ahora en México hice un curso sobre acentos y sobre filología. Yo creo que un actor tiene que ir nutriendo su formación continuamente.

También eres arquitecto, ¿planeas en algún futuro retomar esta profesión?

No, pero no porque no me parezca una profesión bellísima, sino porque yo ya me he desvinculado tanto que no me atrevería a dejar de pronto la responsabilidad que conlleva un proyecto arquitectónico. La vida da muchas vueltas y a lo mejor esa licenciatura me servirá en un futuro para trabajar.

¿Cómo llegó el proyecto de Luis Miguel, la serie? ¿Eras consciente del impacto que había causado la primera temporada y el fanatismo por Luis Miguel en México?

Fue un proceso de casting muy largo, pero me lo tomé muy bien porque tenía otras posibilidades de proyecto. Al principio me parecía complicado por la audiencia tan grande, pero trate de estar lo más relajado. En el último casting al lado de Diego, sí me puse nervioso porque ya lo vi bastante posible. Sí, era consciente del éxito de la serie, pero no de lo que estaba viviendo, sobre todo en Latinoamérica.

El personaje de Mauricio Ambrosi está muy alejado de la realidad en la bio serie. Fue más fácil para ti interpretarlo…

Ya se había hecho una propuesta durante el casting, pero tengo que admitir que no tenía ninguna información sobre la vida de Luis Miguel, y quisimos desvincular al referente real. Mauricio Ambrosi nace de cero, de los productores, guionistas y de mí. Lo que hago es contar una historia que a los espectadores ya les da una pista sobre quién es él. No tuve un referente, el personaje ha sido pura ficción.

Tu personaje nos demuestra que es un gran amigo y muy leal, ¿qué tan leal eres con tus amigos y como los apoyas?

Soy bastante leal y por encima de todo está la familia y los amigos, son los que siempre están. Algo de lo que me siento orgulloso en esta vida es de la red de amigos que he ido construyendo desde hace mucho tiempo. Me siento tremendamente afortunado de las amistades que tengo: las cultivo, las conservo y trabajo mucho en ello.

¿Crees que tus amigos te ven de la misma manera en la que te vemos en la serie?

En lo que respecta a la lealtad y la amistad sí estoy de acuerdo. Pero hay muchísimas cosas que no tengo nada que ver con el personaje. Ellos en la serie ven un hombre
más maduro y más serio que yo. Es gracioso porque luego me hablan y me dicen que no me reconocen.

¿Qué lecciones de vida aprendiste de la serie?

Me he hecho más solidario en algunas convicciones. Yo tengo una relación muy temprana con la industria y la fama es algo que me gusta pero me aterra completamente. En la serie,
yo como actor puedo entender que el éxito más apabullante y la conexión mediática más increíble está ligada a un éxito personal. Lo más importante es cuidar tu vida personal y a los tuyos porque son los que van a estar siempre.

¿Cómo has logrado empatizar con el personaje de Luis Miguel?

Me parece terrible y es una vida muy complicada la que ha de llevar. Me he clavado tanto con Mauricio, que creo que ahora mismo sería un gran defensor de Luis Miguel sin conocerlo absolutamente de nada. Es muy fácil empatizar con eso y creo que humaniza completamente al personaje.

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¿En algún momento te has sentido así?

Sí, a mí este año me ha sido muy difícil la verdad y no tengo problema en confesarlo. Sería muy frívolo decir que no. Desde una inestabilidad emocional hasta lo que ha sido grabar un proyecto por mucho tiempo fuera de casa. Cuando estuve en México me dio Covid, estaba en otro país y lejos de mi hogar. También hay una inquietud en cuanto a la estabilidad laboral y emocional, estamos superando una época terrible para la humanidad.

La serie ha sido un gran éxito, ¿cómo lo celebras? ¿Cómo te premias a ti mismo frente a tus logros?

Yo soy una persona muy exigente y la exigencia conlleva mucha inseguridad en la toma de decisiones y en los resultados de tu oficio. A veces, lo he sido demasiado y no he sabido celebrar, pero ahora sé que merezco lo bonito y me emociona mucho. Realmente creo que sí merezco recoger cosas bonitas y lo he sembrado de mi trabajo, porque ha sido un proceso lindo pero muy complicado. Celebro darme cuenta de ello e intentar estar satisfecho y orgulloso.

¿De qué te cuesta trabajo desprenderte?

De mi familia y de la relación tan especial que tengo con mi perro Django. Siempre me preocupa mucho saber que él no entiende la razón de mi ausencia y eso es algo que nadie le puede explicar. Ellos son la bondad más absoluta.

Después de Luis Miguel la serie, ¿qué otros proyectos y personajes te gustaría explorar?

En este momento estoy en un punto importante de la carrera y debo tomar buenas decisiones. Debo ponerme en equilibrio entre lo que me va a generar un bien mediático dentro de la profesión y lo que me va alimentar como actor. Tengo en puerta una película y terminaré una serie en España. Me gustaría estudiar algunas propuestas en México y Argentina y tengo una ambición con el mercado europeo, sobre todo el británico y alemán.

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