Gucci Resort 2026: un espejo del pasado para reflejar el futuro

GUCCI RESORT 2026: DONDE EL PASADO SE REFLEJA PARA FUTURO


Gucci regresó a su origen para proyectarse hacia lo desconocido. En medio del archivo florentino, entre espejos, su pasado se desplegó para recordar que lo que somos depende de quiénes fuimos. Resort 2026 no fue solo una colección: fue un acto de memoria reinventada.


El espejo como escenario

La pasarela no fue un pasillo, sino un reflejo: el patio de Palazzo Settimanni se transformó con un piso espejo moteado, donde cada look se multiplicaba y se alteraba con su reflejo. El reflejo no estaba para engañar, sino para confrontar: ¿qué parte de Gucci vemos hoy cuando miramos hacia atrás?

Se mostraron dos versiones del desfile: primero, para los VIP dentro del palacio, rememorando los días internos de la casa; después, una versión pública desplegada hacia Piazza Santo Spirito, que abrió la experiencia a quien pasara por la calle, transformando la arquitectura en pasarela viva.

Moda como collage de eras

En Resort 2026, Gucci reinventó fragmentos de su propio legado: el glamour jet-set que Tom Ford consolidó, mezclado con códigos de Michele —los estampados superpuestos, los lazos, las mezclas audaces de texturas—, todo reinterpretado bajo una luz nueva.

Los hombros amplios se impusieron como nota estructural. Las líneas fluidas, los plisados ligeros, los drapeados insinuantes. Las lentejuelas nocturnas convivieron con tejidos que quisieron evocar lino maltratado por el sol. Gucci se mira al espejo del tiempo y decide recomponerse.

Una de las sorpresas: piezas que parecían colecciones pasadas reaparecen, pero transformadas. La superposición, la yuxtaposición y la saturación se convierten en lenguaje. Gucci no niega su pasado, lo reprograma.

Gucci no solo presentó ropa: reclamó su continuidad. En un momento donde la moda vacila entre nostalgia y innovación, esta colección reafirma que una casa no se reinventa desde cero. Se reconstruye desde el eco de sus propias imágenes. Gucci Resort 2026 no grita con novedades radicales; susurra con certezas. Cuando algo resuena, es porque pisó profundo.