Cómo Emilio Antun vive la autenticidad y la presencia en la vida

EMILIO ANTUN: EL ARTE DE SER UNO MISMO


Con una voz que equilibra vulnerabilidad y convicción, Emilio Antun no solo habla de autenticidad: la vive. En esta conversación íntima, el creador de contenido que ha conquistado corazones por su transparencia emocional reflexiona sobre lo que implica ser hombre hoy, sanar lo roto, deshacerse de las capas impuestas y sostenerse fiel a uno mismo, incluso cuando el mundo espera otra cosa. Por Realización: Luis Téllez  y Adaptación: Emilio Gala.


Créditos:
Director editorial y realizador: @gerardangulo
Fotografía: @frances.rou
Asistente de moda: @ser.mua
Grooming: @kerenmakeupart
Producción: @_yulietd
Entrevista: @luistellez
Adaptación: @e.gala_

UN HUMANO EN LOOP, PERO SIEMPRE DISTINTO

A Emilio Antun no le interesa fingir. Es lo primero que se percibe cuando se le escucha hablar, sea en su contenido, en su pódcast o en esta conversación: «Nunca me he sentido más que los demás, me gusta ser fiel y decir las cosas como son. Me gusta tener buena energía, juntarme con gente positiva y hacer cosas que me hagan sentir bien», dice con una naturalidad casi desarmante. No es una pose ni está construyendo un personaje. Él es así. 

El 2025 fue un año vertiginoso, de cambios profundos y evolución constante. Y aunque su imagen pública es cuidada, poderosa y magnética, Emilio insiste en una verdad simple: no se trata de parecer, sino de ser. «Yo no soy mis resultados. Yo soy yo. Si hoy tengo estos resultados y en cinco años no los tengo, no pasa nada. Mientras esté siempre obrando donde yo me sienta cómodo», afirma. 

Suéter, 7 For All Mankind / Pantalón, Ex/Boyfriend / Tenis, New Balance.
Total look, Ferragamo.

LAS CAPAS QUE PESAN Y LAS QUE LIBERAN

Una de las reflexiones más potentes de Emilio surge cuando se le pregunta si se nace o se hace cool. Para él, la autenticidad es el verdadero valor: «Tu cool es distinto al mío y al de las demás personas. Es algo que a ti te gusta y que te hace sentir auténtico, te hace sentir más tú». 

Pero no siempre fue fácil. Deshacerse de las capas que no le pertenecían tomó tiempo, especialmente las que lo alejaban de su familia o lo hacían sentir insuficiente: «Ver el amor y ver que mis papás daban todo por mí es algo que no agradecí tanto. Quizá no se lo agradecí tanto a ellos, pero sí se lo voy a agradecer a mis hijos dándoles lo que ellos me dieron». Aquella carta que escribió a los dieciocho años a su familia hoy se reescribe sola con gratitud, sin reclamos. 

NO SE NACE HOMBRE, SE APRENDE A SER

La conversación toca un tema recurrente en la narrativa de Emilio: la masculinidad. «La vara del hombre ha estado muy baja últimamente», sentencia sin rodeos, «porque hoy, con las herramientas que tenemos, ya no es suficiente solo proveer. Las mujeres pueden salir adelante, pueden ser súper independientes, entonces ¿para qué te necesitarían?». 

Y esa reinvención, dice, pasa muchas veces por el vínculo con la figura materna. Emilio es muy cercano a su mamá: «Mi mamá es una persona muy sentimental, siento que me dio este lado de ser muy sentimental, pero también este lado de ser fuerte con mis decisiones y con mis convicciones. Ella me decía que no es negociable estar con una persona que no es honesta». 

Total look, Prada y Tenis, New Balance.

EL DOLOR, EL MIEDO Y LA EVOLUCIÓN COMO ELECCIÓN

¿Los momentos difíciles siempre traen algo bueno? Emilio es claro: «El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional. También puedes escoger qué dolores quieres cargar y hay dolores que no son correspondidos». 

Su contenido está atravesado por ese principio. No es motivacional barato ni frases vacías de TikTok. Es una experiencia vivida, aterrizada en una voz que vibra con lo real. «Cuanto más fuerte la decisión, mayor será la paz. Cuando he sentido mucha presión y la suelto, es como si viniera mucha calma y muchos pasos se abrieran por sí mismos», asegura Emilio. 

Total look, 7 For All Mankind.
Total look, Ferragamo.

¿Y DESPUÉS DE SANAR, QUÉ SIGUE?

«Yo lo veo como, literal, un videojuego», responde cuando se le pregunta si hay un punto final en este camino de autoconocimiento. «Vas desbloqueando niveles, pero llegas a un nuevo mundo, sin objetivo final. Simplemente se van desbloqueando nuevos niveles conforme te vas retando», afirma. 

Este proceso ha sido de sanar su sexualidad, de vivir retiros en oscuridad, de reencontrarse con partes que no conocía de sí mismo. Pero no se trata de llegar a una versión definitiva. «Hoy no veo lo que va a pasar en el futuro. Pero hoy me estoy preparando para enfrentar los problemas del futuro. Hoy hago todo lo que está en mí para evolucionar y que cuando llegue el momento esté yo listo para enfrentar los retos». 

Si algo queda claro tras hablar con Emilio, es que el éxito que proyecta no se mide en seguidores, sino en su paz interna, en su convicción de ser coherente en lo privado y en lo público, y en su elección constante de no quedarse donde no se siente pleno. 

Para él, el lujo más grande de la vida es: «La presencia. Que alguien esté presente para ti, que tú puedas estar presente para alguien. Es algo que no regresa. El tiempo de las personas es algo que no se compra, no regresa». Y quizá ahí esté el secreto de Emilio Antun. No busca ser perfecto, busca estar y ser presente. No quiere gustarle a todos, quiere ser fiel a sí mismo. Y en un mundo donde todo es filtro, eso sí es radical.