Collares de vidrio templado: la tendencia que arrasa este verano

LA TENDENCIA QUE LAS PORTUGUESAS PUSIERON DE MODA (Y AHORA QUEREMOS TODAS)


El collar del verano es de cristal, hecho a mano y con actitud.


Mientras la moda toma una dirección minimalista en otoño-invierno, la joyería se libera. Este verano, los collares dicen adiós a la sobriedad del metal y abrazan el cristal, la porcelana, la cerámica y la resina. Las joyas se reinventan con materiales poco convencionales, colores atrevidos y un tamaño que no pasa desapercibido. La nueva era del joyero no es discreta, es XL.

¿Por qué ya no buscamos oro ni plata?

El joyero clásico —ese donde predominaban los metales preciosos— ya no domina la escena. Hoy, las piezas que capturan miradas están hechas con materiales inesperados y llenos de personalidad. La resina, el vidrio templado, el plástico reciclado, las piedras minerales y la porcelana elevan el concepto de bisutería a objeto de deseo. Más que accesorio, son protagonistas. Estas joyas aportan un aire fresco y menos formal, demostrando que el lujo también puede ser juguetón, creativo y sin reglas.

¿Qué tienen de especial los collares de vidrio?

Brillan sin pretensiones. Reflejan la luz con una naturalidad encantadora y se tiñen de colores vibrantes que evocan dulces, helados y tardes de verano. Su estética, a medio camino entre lo nostálgico y lo vanguardista, los convierte en piezas tan versátiles como divertidas. Además, el vidrio templado permite diseños ligeros pero impactantes, que se sienten sofisticados sin dejar de ser accesibles.

¿Cuál es la clave para llevarlos este verano?

La clave es el contraste. Los collares de cristal XL funcionan como punto de quiebre en looks neutros, elevando camisas blancas o vestidos minimalistas. También pueden acompañar estampados saturados para un efecto aún más llamativo. Lo importante es no tener miedo al exceso: el verano invita al color, al juego y al desenfado.

Usarlos en capas, mezclando distintos largos y charms, aporta una estética espontánea que habla de personalidad. Incluso, combinarlos con perlas o piezas metálicas puede crear un juego visual interesante.

¿Por qué se han vuelto tan populares?

Hay una búsqueda de lo único, de lo hecho a mano, de lo imperfecto. Cada collar de cristal es distinto, cada charm tiene un toque personal, y eso conecta con quienes quieren diferenciarse. La tendencia apunta a una joyería más emocional y expresiva, donde el accesorio cuenta una historia. Las piezas inspiradas en animalitos, frutas o elementos marinos no solo son adorables, también evocan memorias, viajes, momentos.

Además, hay un claro giro generacional. Mujeres de todas las edades —incluso aquellas que antes preferían joyas más clásicas— están descubriendo en estos collares una forma de rejuvenecer su estilo, aportar color a sus looks y sentirse modernas sin seguir un patrón fijo.

¿Qué motivos dominan esta temporada?

Los collares de cristal llegan cargados de referencias estivales. Langostas, peces, gambas y cangrejitos decoran cadenas gruesas de cuentas multicolor. También aparecen frutas como cerezas, fresas, uvas y plátanos en versión miniatura, y hasta insectos como abejas y mariquitas. El imaginario es infantil, sí, pero la ejecución es refinada. El resultado: un equilibrio perfecto entre dulzura y sofisticación.

¿Qué los hace irresistibles?

Son frescos, inesperados y absolutamente únicos. En un mundo saturado de opciones digitales, tener una joya artesanal, diferente y colorida es un pequeño lujo cotidiano. El vidrio templado se posiciona así como el nuevo material estrella del verano: lleno de luz, resistente, elegante y listo para contar historias.

El verano ya no se viste solo con lino y sandalias. Este año, también se adorna con cristal. Y si hay una pieza que puede transformar por completo tu look, esa es un collar de vidrio templado.