Código de Vestimenta de Cannes cambia: ¿Qué se prohíbe?

CANNES REDEFINE SU ESTÉTICA: MÁS SOBRIEDAD, MENOS COLAS XL Y TRANSPARENCIAS


Adiós a los diseños audaces: Cannes 2025 pone freno a las transparencias, escotes extremos y colas dramáticas. ¿El glamour se viste ahora de decencia?


Cada año, cuando el Festival de Cannes abre sus puertas, no solo se celebra el cine: se abre también un portal a un universo paralelo donde el glamour dicta sus propias leyes, la alfombra roja se convierte en pasarela y los vestidos —o la ausencia de ellos— cuentan historias tan provocadoras como cualquier guion nominado. Cannes no es solo una cita cinematográfica: es un espectáculo visual donde las estrellas brillan por su talento, sí, pero también por su capacidad de hacernos suspirar (o escandalizarnos) con cada elección de vestuario. Y hasta ahora, había pocas reglas: más era más, y el desnudo era arte, o al menos, parte del juego.

Pero en este 2025, justo cuando pensábamos haberlo visto todo, Cannes ha decidido trazar una línea roja sobre su propia alfombra roja. La edición número 78 del festival ha inaugurado un nuevo código de vestimenta que prohíbe la desnudez explícita, las transparencias extremas y, sorpresa, hasta las colas voluminosas. Como si el Grand Théâtre Lumière dijera: esto no es un cuento de hadas, es una gala formal. ¿La razón? Por decencia. Y así, con una frase digna de bordarse en el forro de un esmoquin, el festival más glamuroso del mundo reescribe su propio guion. Pero, ¿es este el fin del naked dress? ¿O solo un nuevo acto en la eterna batalla entre tradición y provocación?

El glamour con reglas: ¿qué está permitido (y qué no)?

Lo que antes era una línea difusa dentro del protocolo de Cannes ahora está redactado en blanco y negro. Según la nueva normativa publicada en la web oficial del festival, “por razones de decencia, está prohibida la desnudez en la alfombra roja, así como en cualquier otra zona del festival”. Además, se restringe el uso de prendas voluminosas, en particular aquellas con colas largas, que obstaculicen la circulación de los invitados y compliquen la ubicación de los asientos en la sala.

Este anuncio llega justo en la antesala del festival —que se celebra del 13 al 24 de mayo en el Grand Théâtre Lumière— y ha provocado un auténtico sismo tanto en la industria del cine como en el universo fashion. Diseñadores, estilistas y celebridades que ya tenían sus atuendos seleccionados se han visto obligados a repensar, o incluso cancelar, sus elecciones estilísticas.

La era post-naked dress

Cannes ha sido históricamente uno de los escenarios predilectos para los naked dresses. Desde el sensual look de Bella Hadid en Saint Laurent en 2024 hasta el viral vestido transparente de Kendall Jenner en 2018, las transparencias eran casi un requisito no escrito para sobresalir en la Croisette. Sin embargo, a partir de este año, este tipo de propuestas podrían significar el veto automático al evento.

La medida, que muchos consideran conservadora, ha sido recibida con opiniones divididas. Mientras algunos celebran el regreso a una elegancia más tradicional, otros lamentan la pérdida de un espacio que siempre ha abrazado la audacia estética como parte de su identidad.

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¿El fin del espectáculo en la alfombra roja?

Más allá de las transparencias, el festival también ha puesto fin a otra de sus postales icónicas: los vestidos con colas XL. Ejemplos como el dramático Elie Saab de Eva Longoria en 2023 o el escultural diseño de Kate Beckinsale en 2024 hoy serían inadmisibles. La organización justifica esta medida como una forma de facilitar el tránsito fluido de los invitados y evitar complicaciones logísticas en la sala de proyecciones.

La decisión ha sido interpretada por algunos como un intento de ordenar el espectáculo, pero también ha sido criticada por recortar la fantasía que históricamente ha distinguido a Cannes de otras alfombras rojas.

¿Orden o censura?

Lo que está en juego no es solo el dress code de un festival: es la manera en que concebimos la moda como herramienta de expresión personal. ¿Dónde termina la elegancia y comienza la censura? ¿Es posible imponer un ideal estético sin reprimir la creatividad? Cannes, con su historia de glamour y provocación, ha decidido trazar una línea. El problema es que esa línea puede terminar silenciando a muchos, y privilegiando a los de siempre.

La edición 78 del Festival de Cine de Cannes será recordada no solo por sus películas, sino por haber reescrito las reglas del juego. Un giro hacia la sobriedad que, quizás, dice más de nuestro momento cultural que de la moda misma.

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Y mientras las celebrities caminan por la alfombra con más tela que nunca, no puedo evitar preguntarme: ¿quién decide qué es decente y qué es demasiado? Tal vez el verdadero escándalo no está en la piel que se muestra, sino en la libertad que se censura. Porque al final del día, en Cannes o en cualquier otra gala, vestirse también es una forma de hablar. Y algunas de nosotras aún tenemos mucho que decir.