Mario Casas: El Cine Corre Por Las Venas

MARIO CASAS: EL CINE CORRE POR LAS VENAS

Créditos:
Director editorial: @gerardangulo
Fotografía: @alex.moro.diaz
Estilismo: @gonzalo_ortuno
Producción: @sswango
MUAH: Sergio Álvarez González @sateams.management
Asistente de producción: @artisticmind.n.p
Asistente de estilismo: @yardenkarlinsky
Asistente de foto: @paulmeraki
Set Design: @197_raul
Entrevista: @luistellez

No cabe duda de que el arte de la actuación circula entre la sangre de Mario Casas, el reconocido actor español que, desde su gran debut en la pantalla de la mano de Antonio Banderas, ha cautivado al mundo entero. «Para mí, lo es todo. […] No concibo mi vida sin estar sumergido en un set de rodaje. Llevo ya muchos años como actor y ahora tuve la suerte de dirigir mi primera película. Mi vida va completamente de la mano con actuar y crear personajes». 

La noble labor de interpretar y construir personajes no solo le ha dado la oportunidad a Mario Casas de conocerse a profundidad como persona, sino también de comprender la sociedad y el mundo en el que vivimos. Aun cuando no se considera un hombre introvertido, es en la piel de seres ficticios donde ha podido dar rienda suelta a sentimientos y situaciones ajenas a su vida: «Al principio, cuando entras en una escuela de interpretación, te da la oportunidad de abrirte, de sacar todas esas emociones, esos miedos e inseguridades, eso que tienes dentro y que no te atreves a sacar. Te da la oportunidad de liberar eso y convertirte, a lo mejor, en alguien completamente contrario a ti, y eso son los personajes de cine». 

Si bien su hoja de vida resalta por personajes que marcaron a toda una generación —Aitor en Los hombres de Paco, Ulises en El Barco y por supuesto, “Hache” en Tres metros sobre el cielo, por nombrar algunos—, su carrera está lejos de poder ser encasillada: «Todos los personajes son diferentes entre sí, aunque sean del mismo género o el mismo tipo de película. Al final estás construyendo una persona que no tiene nada que ver con la otra. Eso es lo bonito de este trabajo». Su rango actoral es amplio y nos lo ha demostrado a lo largo de su trayectoria: del romance a la acción y de ahí a personajes más oscuros y complejos, como el que vimos en Escape. Lo que lo caracteriza es no tener miedo a “lanzarse a la piscina”, sin importar que el cambio tenga que ser drástico: «Hacer personajes que muchos de ellos sean complejos o que nada tienen que ver conmigo, que me lleven al cambio emocional y […] físico». 

Si Casas tuviera que escoger un género al que gravita más, sería la comedia: «Es cierto que la comedia tiene algo que es más liberador, más de juego, más de pasártelo bien; aunque a veces es igual de difícil o más que el drama, el romance o la acción. Tiene una línea muy fina: no debes de pasarte o quedarte corto. Hay algo en el género de la comedia que me hace sentir muy bien. Es el que tal vez más disfruto. Tienes la oportunidad de reírte de ti mismo, como me ha pasado con personajes que he hecho hasta ahora. […] Creo que te desinhibes más. No es una cosa tan oscura ni tan dramática o tan emocional». 

Como una extensión de su latente pasión, incursionó como director y guionista en 2023 con Mi soledad tiene alas, un proyecto que nació en aquellos días donde la pandemia nos obligó a hacer una pausa y navegar entre nuestros anhelos más profundos. Así pudo dedicar tiempo a escribir su ópera prima: «La gente que me conoce sabía que era un sueño para mí poder dirigir, ponerme detrás de las cámaras y, sobre todo, trabajar con los actores. Siendo uno de ellos, sé lo que puedo aportarles, sé lo que quieren, lo que buscan, así como sus miedos, entonces quería hacer ese viaje junto a ellos. Que disfrutaran —para muchos de ellos— su primera película y regalarles lo que un día me regaló Antonio Banderas. […] Es algo que tenía claro y ahora —después de haberlo hecho posible, saber cómo funciona y comprobar que puedo dirigir y contar mi historia— mi idea es seguir intentándolo y dirigiendo». 

Su perspectiva profesional ha cambiado desde aquel debut. Ahora ve con otros ojos la labor titánica que conlleva sacar adelante un proyecto como estos: «Como actor creas un personaje y ruedas. Realmente el proceso dura tres meses como mucho. Un director y, en mi caso, escribiendo, involucra muchos años. Desde la primera palabra que se escribe en el papel, [el proyecto] es tuyo. Estás con el ojo puesto en absolutamente todo. Eres quien responde toda clase de preguntas. Entonces, claro, la percepción cambia 180°. Yo he aprendido muchísimo. Al final, cuando estás en el set de rodaje siendo director, trabajas muchísimo más en equipo. No existiría una película si no fuese gracias al equipo». 
Antes de que la próxima hazaña bajo su dirección vea la luz, regresa a la pantalla con El Secreto del Orfebre: «Soy fan de estas historias de amor clásicas. […] Me encanta el personaje e interpretar este género. […] Se trata de alguien que ha quedado anclado en [el recuerdo de] un verano en el que se enamoró perdidamente y nunca más volvió a ver a ese amor. Recuperamos a este personaje ya adulto. Me parece muy bonito cómo es la mirada de este hombre, cómo cuenta ese romanticismo desde sus ojos… Cómo un hombre, además de sensible, tiene una dulzura, que me parece interesante trabajar».