BRAD TERRELL: THE BODY TALKS | Noir Magazine

BRAD TERRELL: THE BODY TALKS

A través del movimiento corporal este ser encontró su centro y propósito. Una grave lesión de rodilla bastó para comprobar que disciplinas como el yoga son mucho más que un ejercicio físico. Poco a poco fue adaptando esta enseñanza ancestral hasta crear la fórmula que su cuerpo necesitaba para sanar, logrando con su perfeccionada praxis mejorar su espíritu y mente, descubriendo una nueva y elevada forma de vida, y confirmando que todo lo tangible e intangible evoluciona hacia un mejor resultado. 

TRAIN THE MIND LIKE YOU TRAIN THE BODY

BODY WORK WILL SET YOU FREE

Desde que tiene memoria, el ejercicio ha sido parte esencial de Brad Terrell. En la escuela practicaba todos los deportes imaginables, aunque siendo canadiense, el hockey sobre hielo y el fútbol fueron los principales. Su padre, aficionado a la meditación y a los textos de Deepak Chopra, lo animó a tomar su primera clase de yoga, sin imaginar que eventualmente se convertiría en una de sus pasiones: «Siendo atleta y también muy competitivo, recuerdo que cuando practiqué con él por primera vez, pensé: «¿Por qué es tan difícil? Es tan diferente». Y me atrajo mucho por el reto que suponía. Así que seguí practicándolo a lo largo de los años».

 

Al empezar la preparatoria, llevaba a cabo sus sesiones de yoga como un método para sumar fuerza y prevenir lesiones. Irónicamente, una lesión grave en la rodilla amplió su perspectiva, conectándolo con esta práctica de una manera más profunda. Entonces comprendió que esta disciplina iba más allá del ejercicio físico: «Al final del verano me sentí mejor que nunca, física, mental y espiritualmente. Entonces comprendí que el yoga cura mucho más que solo el cuerpo». Esa experiencia lo motivó a practicar de dos o tres veces por semana a hacerlo todos los días, por lo menos dos o tres horas diarias, hasta viajar a India para convertirse en profesor. 

Así nació esta estrella. Catorce años después, su cuerpo y su mente siguen en movimiento e inspirando al mundo a realizar lo mismo, integrando gradualmente los estilos que hoy caracterizan su enseñanza: «Mi práctica es extremadamente dinámica, tomo la esencia y los aspectos tradicionales del yoga —que en última instancia es el mindfulness y el trabajo de respiración— y aplico algunos movimientos funcionales más modernos que se salen de la norma. Por ejemplo, incorporo algunas artes marciales e incluso capoeira». 

Como los humanos, las prácticas ancestrales han encontrado su propia forma de evolución: «Que hace 150 años el mejor medio de transporte fuera a caballo no significa que debamos seguir montándolo solo porque se ha hecho durante años, ¿verdad? La práctica puede evolucionar de muchas maneras, pero honrando la tradición y el linaje. Se trata de mantener ambos aspectos». Lo que Brad ofrece es lo mejor de dos o más disciplinas. Mientras el yoga tiene sus límites a largo plazo en cuanto a la movilidad corporal, él se pregunta si podemos integrar otros movimientos funcionales que beneficien la resiliencia de las articulaciones y ampliar el rango de movimientos.

El cuerpo habla, eso es un hecho. Cada movimiento, seña o postura esconde un significado interno: «Expresa toda la gama de emociones. Por eso, los ejercicios pueden elevar tu propia vibración. La verdad es que no existen emociones positivas o negativas, ni buenas ni malas. […] La práctica revela mucho sobre a qué te aferras emocionalmente. Así que, si estás enojado o feliz por algo, muéstralo en tu práctica. No se trata de resolverlo, sino de ser más consciente de lo que llevas dentro». 

Como podemos notar, la espiritualidad es parte inherente de su filosofía, alejándose del engañoso dogma que denota “ser espiritual”. Brad ha encontrado un nuevo significado con el que resuena mejor: «Muchos piensan que para ser espiritual debes cumplir determinadas casillas, cuando en realidad puede significar simplemente tomarse un momento para disfrutar de la luz del sol. Asistir a un retiro de ayahuasca no garantiza que seas más amable con tu amigo o vecino. Así que, para mí, la espiritualidad consiste, en última instancia, en reconocer el espíritu, quién eres en esencia, más allá de lo físico, entendiendo que todos somos parte de ese mismo espíritu, de esa misma energía. Esa es la práctica espiritual».

Al final del día, como diría Brad: «hay que entrenar la mente como entrenamos el cuerpo». Su vida, guiada por su práctica, le ha enseñado lo resiliente que es y ha encontrado un estilo de vida que se somete a la idea del “aquí y el ahora”: «Muchas personas se centran en lo que quieren hacer dentro de diez o veinte años. A mí me ha enseñado a estar más presente, sabiendo que nada está garantizado a largo plazo. Esa es la espiritualidad suprema. Porque puedes meditar con monjes budistas durante años en una cueva, pero la prueba real es mantener la presencia cuando estás escuchando los bocinazos y el tráfico de la Ciudad de México. ¿Puedes permanecer presente en medio del caos que rodea tu vida?».